martes, 23 de noviembre de 2010

Guatemala. Secuelas en mujeres violentadas



Alba Trejo


Síndrome de Estocolmo doméstico, conductas compulsivas, vergüenza y congelamiento emocional son, entre otras, las secuelas psicológicas que los expertos han detectado en las guatemaltecas víctimas de la violencia intrafamiliar.
Tras un largo historial de agresiones, los psicólogos reconstruyeron la historia personal de al menos 250 mujeres agredidas y detectaron en ellas unas 30 formas de comportamiento negativo en su personalidad, entre estas, la autoestima negativa, la necesidad de controlar la conducta de otras personas, profundos sentimientos de incapacidad o dificultad de adaptación.

Las conductas de las atacadas fueron identificadas por el grupo de expertos de la gubernamental Fundación de Sobrevivientes de Guatemala, que analizaron a las mujeres que van hasta ese lugar para recibir ayuda, tras haber vivido en un hogar donde predominaban los golpes, las violaciones sexuales y las agresiones verbales.

Esta institución, que también apoya a las familias de las víctimas del feminicidio, es dirigida por Norma Cruz, quien indicó a SEMlac que la lista de secuelas se determinó tras un año de acercamiento a las agredidas, debido a que la gran mayoría repetía patrones similares de conducta.

Cruz comenta, además, que esas marcas psicológicas se encuentran, también, en las y los niños que han presenciado violencia intrafamiliar o el momento en que su madre era asesinada por su propio padre y ellos intentaron ayudarla.

En Guatemala, la situación de violencia intrafamiliar es un asunto grave. Por ejemplo, la Fiscalía de la Mujer del Ministerio Público advierte que a ese lugar acuden, al menos, 15 mil mujeres al año a denunciar que sufren de violencia doméstica, mientras que la Procuraduría de los Derechos Humanos reporta al menos 3 mil 583 niños y niñas maltratados dentro de sus hogares.

Esa cifra es pequeña, sin embargo, si se toma en cuenta que existe un subregistro debido a la cultura patriarcal que predomina en esta sociedad, indica Hilda Morales, del Grupo Guatemalteco de Mujeres.

Las guatemaltecas violentadas en sus propios hogares sufren incluso irritabilidad constante y depresión. El problema se agrava porque, cada vez, el número de mujeres lastimadas aumenta, señala Norma Cruz.

Un estudio sobre el perfil de la víctima de asesinato realizado por la Fundación de Sobrevivientes de Guatemala, que igualmente se acerca al agresor, concluye que en las guatemaltecas predomina el Síndrome de violencia doméstica. Las víctimas se autoculpan, guardan silencio sobre el maltrato, justifican cualquier golpe racionalizando los motivos de su agresor y apelando al vínculo afectivo que les queda.

Eso las puede llevar, incluso, a la muerte, porque ya ni se defienden del agresor, indica el documento.

El congelamiento emocional detectado en las mujeres violentadas de este país es otra de las conductas que prevalece en el comportamiento de las agredidas por sus parejas.

Cruz dijo a SEMlac que cada víctima recibe un promedio de 15 a 24 terapias psicológicas y la gran mayoría logra incorporarse a la vida normal después de haberse sometido a esos tratamientos.

Cristina Azurdia, del ministerio de Gobernación, señala que de 183 casos de muerte de mujeres con extrema violencia, 82 por ciento tenía un historial de violencia intrafamiliar y 10 por ciento ha sido asesinada por sus ex parejas o cónyuges.


Incluso -añade- no existe un sólo departamento, de los 22 que conforman el país, en donde no se registre muerte de mujeres; y advierte que el arma de fuego es el medio final que el agresor utiliza, después de golpear y violentar a su víctima, para asegurarse de dejarla muerta.

La Red de la No Violencia contra la Mujer reporta que ya suman 3 mil 500 las asesinadas brutalmente de 2000 a 2007. Carlos Castresana, jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), advierte que esta nación ocupa el tercer lugar en asesinatos de mujeres en el mundo —precedido por México y El Salvador— y que la impunidad con la que se cometen esos crímenes alcanza el 98 por ciento.

Según el jefe de la CICIG, se ha conseguido resolver el dos por ciento de los casos de crímenes contra mujeres de las casi 2 mil víctimas registradas entre 2005 y 2007, lo que le hace pensar que se trata de niveles epidémicos contra ellas, sólo por el hecho de ser mujeres.

Las estadísticas reflejan que los actos cometidos por violencia intrafamiliar se logran resolver en menor medida, aunque se trate de un crimen anunciado, pero los casos donde los sindicados no pertenecen al entorno familiar están en la completa impunidad.
La ley contra el feminicidio, implementada en abril de 2008, castiga con penas severas e irrefutables el asesinato de mujeres y la violencia física, sexual y sicológica. En el caso de asesinato, con prisión de 25 a 50 años al agresor, y por las diferentes formas de violencia, con cárcel de cinco a 12 años.

En Guatemala, las mujeres constituyen el 51 por ciento de los 14 millones de habitantes; sin embargo, han estado excluidas históricamente de los beneficios del desarrollo, particularmente las residentes en el área rural.


Fuente:  www.mujereshoy.com